Para el cumpleaños de mi cuñado se me ocurrió hacer una tarta con Rayo McQueen (le encantan los coches y mi sobrino es un enamorado de McQueen), hice el bizcocho y mientras se enfriaba fui a comprar fondant. Os podéis creer que las 2 tiendas que vendían fondant que conocía estaban cerradas por vacaciones???!!! y yo soy de ideas fijas, así que compré nubes, colorante, azúcar glas y me puse manos a la obra y... bueno la intención es lo que cuenta, no? y el bizcocho estaba rico y ya se que Rayo no es rosa (alguien ha intentado que la pasta de nubes se quede ROJA con un colorante liquido de doctor Oetker?) y las flores tampoco es que le dieran un aire muy varonil y el fondo blanco no era el que mejor le iba...os he dicho ya que estaba muy buena?
Y ahora vamos a como los astros se alinearon para que Belén y yo empezáramos a hacer tartas: Belen necesitaba una tarta para su hijo y la tienda en cuestión abría el día del cumpleaños pero en vista del poco tiempo disponible para hacerla (no se puede avisar 6 horas antes), el precio de estas tartas (no como la mía de Rayo, ojo!!!, las que están perfectas) que suele ser alto por lo complicado de la elaboración, el tiempo, los materiales... ya sabéis, no? y que había visto mi estupendo Rayo, Belén decidió que yo hiciera la tarta de su hijo ( una cara de spiderman basada en una mascara de su habitación ) y claro, vino a ayudar y...se quedó para siempre atrapada por el lado dulce
Como veis progresamos en pocos dias
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